martes, 31 de mayo de 2011

Real Oviedo: La Historia Interminable


"En lo bueno y en lo malo, hasta que la muerte nos separe", así rezaba el tifo que hizo el grupo Symmachiarii en el derby del 2003. Creo que aunque el sentimiento oviedista sea indefinible, esta frase expresa la situación en la que se ve sumergido día tras día desde hace una década, el aficionado.


TEMPORADA 1998/1999
MI PRIMER 11 DEL REAL OVIEDO:


Arriba (Iz-Dch): Rabarivony, Jaime, César, Möller, Onopko, Esteban
Agachados (Iz-Dch): Iván Iglesias, Dely Valdés, Nadj, Dubovsky, Manel

Mi amor por los colores del equipo se remonta a 1998. De aquella yo era un crío de 3 años, y mientras que los padres de los chicos de mi edad se encargaban de enseñarles palabras como Madrid o Baça, ami me enseñaron Oviedo. Fue al año siguiente cuando se forjó mi pasión por el club. El 22 de marzo de 1999, salí del colegio y me fui a casa de mis abuelos. Cumplía 4 años, y de pronto, apareció mi abuelo por la puerta con un regalo. Resulto que aquel paquete (blanco, creo recordar), con las letras REAL OVIEDO escritas en azul, resulto ser la equipación de Erima de aquella temporada, la del Oviedo de Dubovsky, Onopko y Bento.


Guardo esa camiseta como oro en paño, y me emociono bastante cuando la veo fotos de cuando era pequeño y la llevaba puesta. 

Cuando me preguntaban por mi jugador favorito, no lo dudaba ni un segundo. Por aquellos años, Oli era un símbolo de oviedismo, y todos los críos de Oviedo queríamos ser como él. Una pena que un tío que se había ganado a la afición a base de entrega en el campo, se acabase vendiendo por cuatro duros en el 2003.



Tras Oli, Esteban y Onopko me encantaban. Mi tía me hablaba mucho sobre Viktor Onopko. Ella, que era maestra, daba clases a sus hijas en la escuela, y de vez en cuando Viktor se pasaba por allí a buscarlas. Mi tía me prometió que si podía me conseguiría un autógrafo con dedicatoria, y yo me moría de las ganas. Por desgracia eso nunca pasó, y Onopko se marchó en 2002 al Rayo Vallecano.


Tras el descenso en Mallorca en junio del 2001, el Real Oviedo dejaba la élite del fútbol tras permanecer en ella durante 13 años consecutivos. Aún recuerdo el ir escuchando el partido del descenso en la radio del coche. Menuda decepción...


Es una pena no haber podido pisar el Antiguo Tartiere después de toda una infancia jugando en el Parque de Leopoldo Alas Clarín (para los despistados; era el parque que estaba en las inmediaciones del estadio). Aquella sensación que me entraba de pequeño, de estar junto al estadio de mi equipo y ver como aquellos focos se elevaban hasta el infinito, era algo inexplicable para mí.

Mi primer partido del Oviedo llego en el 2002 gracias a mi hermana, a la cual de daban las entradas en el colegio, y yo entraba al campo en los últimos minutos para ir a buscarla junto a mi madre. Ese año pise el nuevo Tartiere por primera vez, y pedí a gritos que me hiciesen socio del equipo. Nunca me abonaron, y tuve que esperar 5 años más para poder hacerlo yo mismo. ¿Cuál fue mi primer partido? Ni siquiera lo se. De aquella yo era un crío y no estaba muy al tanto de los rivales de Segunda. Por otro lado, si que recuerdo algunos enfrentamientos contra el Getafe o la UD Las Palmas.

La última temporada en la liga profesional fue dura, aunque fue la que más veces acudí al estadio. Tras el descenso a Tercera empezaron malos tiempos, y hubo una pequeña sequía de oviedismo en mí. Nunca jamás negué mi sentimiento hacia los colores azules, todo lo contrario, pero en aquellos tiempos ya no se cambiaban cromos del Oviedo en los patios del colegio. Ya no estaban ni Oli, ni Onopko, ni Esteban,  y el Madrid de Zidane acababa de conquistar la que fue su última copa de Europa.

Pese a que en los colegios ya nadie hablaba del Oviedo, (tampoco del ACF, jaja), yo estaba un poco informado del tema, gracias a que todo lo relacionado con lo ocurrido en el vernano del 2003, era portada todos los días en LNE.

Esta pequeña sequía duró una escasa temporada, en 2004 todo volvió a la normalidad. Ese año estaba más al tanto de todo gracias a la prensa y a la televisión. Poco a poco iba creciendo e iba descubriendo nuevos medios de comunicación que hablaban de mi equipo. Una vez que llego el play-off, vi en directo desde TeleOviedo, aquella goleada en Ávila del 1-5, y tras anunciarse el partido de vuelta, me moría de ganas por asistir.

El partido de vuelta, me marcó un antes y un después. Yo era un crío de 9 años, y en mi vida la había visto más gorda. Los más de 20.000 aficionados colapsando las gradas, los cánticos, las bengalas... y en especial, el Tifo del Ave Fénix, me hicieron soñar con un ascenso que se produjo esa misma noche. Una pena que de aquella fuese pequeño y mi abuela no me dejase bajar a festejarlo jajaja.


Tras Ávila todo es pasado reciente. En las siguientes temporadas iba al campo con algunos aimgos, ya que  en esos años me regalaban las entradas en el colegio. Tras el fracaso del 2006, un año en el que me moría de aburrimiento en los partidos viendo a aquellos paquetes y se consumó el regreso a Tercera, abrí los ojos.

En 2007, con 12 años cumplidos, logré abonarme por mi cuenta, algo con lo que llevaba soñando desde 2002. A partir de ahí me enganché al fútbol pese a que no fueron buenos años, y aquí estoy. Después de fundar la peña Carbayones Azules 08, y de ir domingo tras domingo al Tartiere, estoy orgulloso de ser el Oviedo, de mi equipo, de pertenecer a esta afición,  y sobretodo de poder decir...


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